martes, 26 de octubre de 2010

¿Un cuento?

Y ahí estaba él, de nuevo solo.
Pensando las distintas de como apagar la llama que tenia entre sus propias manos.

¿Que por qué?
Porque aquella dichosa vela, le había quemado demasiadas veces, y alumbrado muy pocas.
Como quien dice, no le había dado un buen sabor de boca.

Puede apagarla de un simple soplo de viento. Ese método es rápido, eficaz, pero le convence poco, porque después se podría volver a apagar.
También, se puede guardar en un objeto muy bien cerrado, como un vaso con tapa. Se consumiría rápido, pero también sería "difícil" volver a acceder a ella.
Cabe otra posibilidad, mucho más dolorosa. Apagarla de un soplo. Y cuando esto haya ocurrido, y el humo haya desaparecido, empezar a cortarla, lámina a lámina. Y dejar un trozo de cera con el suficiente pabilo como para sentir como la vela agoniza su muerte. Su fin.

Pero, dicho niño, cuando iba a efectuar su último pensamiento, ya que ve que es el más doloroso y efectivo le parecía, se paró.
Si, justo cuando ya ha apagado la vela, y tiene el cuchillo sobre el primer trozo de la misma que va a cortar.

Y se para, y piensa que que más le da lo que la puñetera vela le haya hecho, lo que le hiciera o lo que le fuese a hacer.
Decide que va a pasar de todo, cuchillos para cortar, vientos para apagar, cosas para tapar...
No quiere saber nada de nadie....
Porque el pequeño niño se fue haciendo mayor, y nada ni nadie le sabía comprender y ayudar a superar sus miedos e inquietudes...
Pero, ya, esto a él ¿Qué más le da?

Claudia♥

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